Adam Fuss
Adam Fuss – Fundación MAPFRE – Pº Recoletos, 23 (Madrid) – Hasta 17 abril 2011
Entre tanto píxel digital, y a pocos años de cumplirse 200 años del nacimiento de la fotografía, todavía hay quien sigue jugueteando con los haluros de plata y experimenta con técnicas como daguerrotipos, papel cibachrome, etc…
Para los que se preguntan si la impresión fotográfica, a partir de la imagen captada por un sensor, ha superado al revelado químico, recomiendo ir a toquetear (perdón, a ver) las imágenes de Adam Fuss. Esta exposición muestra el trabajo de los últimos 23 años que Fuss lleva realizando en este campo. Se lo toma muy en serio y sus imágenes muestran la extremada nitidez que puede conseguirse con estos procedimientos. A este tamaño se observa como, el límite de la nitidez viene impuesto por la calidad de la lente y el tamaño del negativo/diapositiva, pero no por la fijación química sobre el soporte que, en mi opinión, sigue teniendo una ca(cua)lidad insuperada.
Si el gran Joan Fontcuberta pudiera opinar, posiblemente ni siquiera entraría en este debate, para muchos sin mucho sentido, en un mundo repleto de gadgets gigainyectados de información, y donde el 99% de las veces las imágenes desembarcan en dispositivos con pantallas minúsculas. Las imágenes de artistas como Adam Fuss parece que están condenadas a vivir en galerías de exposiciones y museos para poder apreciar su calidad.
Esta muestra me hace pensar hasta que punto los artistas que trabajan con procedimientos fotográficos (que no es lo mismo que un fotógrafo, ¿no?) están condicionados, cada vez mas, por los dispositivos de reproducción de imagen digital. La fantástica trayectoria filosófica sobre la imagen de Fontcuberta demuestra esto.
En cualquier caso estos ejemplares únicos de humos, sombras, estelas, movimientos, transparencias, tejidos, arquitecturas … ofrecen reposo para nuestra mirada obligada diariamente a asumir imágenes impuestas, a las que apenas prestamos atención. Imágenes que nuestro recuerdo ha almacenado, mediante el poco creativo (pero muy efectivo) recurso publicitario de la repetición.
Me pregunto si Adam Fuss quiso obligarnos a mirar de otra forma en su serie de 4 retratos, a base de gelatinas de plata. Son reproducciones de tamaño medio sobre los cuales la mirada de los visitantes pasa, sin advertir otra cosa que un fondo gris oscuro. La iluminación de la exposición es buena, pero nuestra costumbre de barrer imágenes por segundo, nos impide MIRAR OTRA VEZ. Si se prueba a mirar estos “grises” desde distintos ángulos aparecen mágicamente los rostros, con líneas gris sobre fondo gris (!). Cuesta mucho distinguirlos, pero el premio es mágico. Están ahí. Nunca he visto una fotografía con una gama tonal tan estrecha que apenas se reconoce la imagen (¡que gran idea para una campaña publicitaria!).
Los valores de estas imágenes no están en la inmediatez, espontaneidad, su discurso conceptual …. Se trata de disfrutar de una imagen sin mas. No diremos que son “bellas”, no sea que los amantes de los cubos de basura (entre los que me encuentro) nos empalen por blasfemia. Hay que ser muy valiente para hacer hoy lo que hace Fussssssss.
Un privilegio ver imágenes reveladas por procedimientos químicos y con estas dimensiones. No hay muchas ocasiones para ver algo así. ¡¡Quedan pocos días!! … amos, amos, amos!!